Ayer terminé «La cocinera de Castamar» y, sorprendentemente, me ha gustado mucho. Par mí ha sido todo un descubrimiento, ya que era reticente a leerla. Aunque su contexto histórico está ubicado en el siglo XVIII, no diría que es una novela histórica. Sin embargo, el autor recrea a la perfección la época, la sociedad de la misma, las intrigas palaciegas y los diferentes estamentos.
El J. Múñez dice que no quería hacer una historia para mujeres y que los libros son libros sin mirar sexos. Sin embargo, la novela sí refleja la historia de muchas mujeres de aquella época. Habla de sus sufrimientos, de sus luchas, de su falta de derechos y de las injusticias cometidas hacia ellas en una sociedad de hombres. Hermana en la angustia de estar a merced de los demás a mujeres de estamentos nobles o, simplemente, del pueblo llano.
Un tema muy importante que también se trata en La cocinera de Castamar es el trato a las personas de color en esa época. La falta de aceptación, el trato humillante y el considerarlos solo como esclavos. El hecho de situar a un personaje negro entre la nobleza española en esa época, es algo muy novedoso que da lugar a diferente reacciones muy interesantes entre los demás protagonistas del libro. Nos pone de manifiesto que el poder del tabú y lo bien visto podía incluso más que el amor.
Es una lectura menos ágil de lo habitual porque Fernando J. Múñez ha querido recrear el lenguaje usado en el siglo XVIII, utilizando términos muy específicos. Sin embargo, esa intención la ha dado más verosimilitud a la novela. Si tengo que ponerle alguna pega es que los capítulos son excesivamente largos. Eso obliga al lector a cortarlos si no quiere seguir leyendo o, continuar pese a que esté cansado. Por otro lado, la longitud de los capítulos entorpece la agilidad de la lectura.
En resumen, ha sido una novela muy interesante con un tema muy original. Un reflejo perfecto de la sociedad española del siglo XVIII.